sábado, 6 de enero de 2024

Asturias o el otoño en media docena de tradiciones inolvidables



Asturias, donde el otoño también es conocido como la seronda, es un territorio proclive, por su cultura y su clima, a vivir intensamente esta época del año. El otoño asturiano es tiempo de recolección, de final de cosecha, de reminiscencias de matanza casera, del ‘aire de les castañes’, de fiestas rurales entre vecinos, amigos y familia, de hilanderas. Tiempo ancestral y actual a la vez. Es tiempo de mil colores, de sabores a tierra, de recuerdos de infancia, de fogones amables, de amigables hogares, de melancolías varias, de homenaje a los vivos y a los muertos… Tiempo activo e imborrable.


Les neñes y… les castañes tienen que ser asturianes: la “gueta” y el “amagüestu”











Parafraseando el dicho tan popular que dice que les neñes y les manzanes tienen que ser asturianes, podemos hacer un juego y decir, sin faltar a la verdad, que les neñes y les castañes tienen que ser también asturianes… Sobre todo por la calidad, cantidad y variedad de castañas que hay en los bosques de Asturias, por la importancia que este fruto ha tenido a la largo del tiempo en la alimentación doméstica y animal, y por la cultura que comporta todo el ciclo vital de este fruto.
Legendario es el ‘aire o airín de les castañes’, pues es un hecho habitual en esta época coincidente con la “caída” del fruto del árbol. Muchas historias se cuentan de este fenómeno metereológico, y de su influjo sobre las personas y su estado de ánimo. Es como una especie de ventilador de melancolía o de espontáneo paisajista que mueve las hojas secas de los caminos y caleyas, que acaricia los rostros, y que nos avisa de que es momento de “ir a la gueta”, que no es ni más ni menos que la recolección de la castaña, que se presenta ante nuestros ojos y manos con esos “oricios” tan característicos.  

Y después de la “gueta”, el “amagüestu” o “magüestu” o “amagosto”, que no es otra cosa que un asado festivo y comunitario, para consumir frescas las castañas, acompañadas de la sincrónica y de temporada sidra dulce o del duernu. Fiesta, música, canciones, cortejo, comedia y alegría. Es el punto luminoso de un otoño, en el que las sombras ponen su contrapunto de misterio…




Esfoyaza o esfoyón, el gran fiestón















Si hubiera que definir la esencia de esta fiesta, podríamos decir que es una gran romería asturiana del maíz, que consistía en que un grupo de personas deshojan las mazorcas del maíz en casa de un vecino, y esta labor comunal, muy lúdica, terminaba a altas horas, combinando la conversación, los cantares, el jolgorio, el coqueteo, y como no, la gastronomía.
Debido a la evolución de la vida rural, la esfoyaza es ya casi una rareza etnográfica, si bien en algunos lugares de Asturias se celebran en otoño fiestas donde se recrea esta antigua costumbre, que durante tanto tiempo iluminó y animó el otoño en las aldeas de Asturias
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¡A mayar la manzana!





 












En ese universo recolector otoñal, la manzana - materia prima de la sidra – tiene también su momento y su protagonismo. La seronda es tiempo de apañar la manzana, y una vez recolectada, está listo para comenzar el proceso de elaboración de la bebida que más se identifica con el mundo astur. Empieza la molienda o el prensado, y así pasito a pasito, se genera uno de los tesoros gastronómicos de esta tierra. ¡Mayar manzana es toda una experiencia!

Cocinando el otoño a fuego lento





POTE ASTURIANO






Frixuelos









Pote de Berces   

El amoroso lar de las abuelas es una imagen recurrente del otoño en Asturias. Esa eterna sensación de calor de hogar, de la lumbre iluminando las estancias, de la mirada perdida en el fuego de la chimenea de leña. El otoño aquí siempre se ha vivido y degustado a fuego lento, y las viejas recetas y hábitos culinarios no son una excepción. Esos hábitos de pobreza y subsistencia que hoy son una riqueza cultural y gastronómica que hace las delicias de propios y foráneos. Las castañas, no solo frescas sino en múltiples recetas; les casadielles, los frixuelos, o los platos de cuchara empezando por el clásico  pote nos hacen encarar el invierno de otra manera: con dulzura, con reservas nutritivas y con imaginación en los



San Martín, un sabroso “veranín”






Por San Martín, que cae a mediados de noviembre, concretamente el 11, suele haber un retroceso climático al verano, que en Asturias es muy típico, y es conocido desde antaño como el veranín o veranillo de San Martín. El calor en pleno otoño invita al paseo, a la fiesta, a la conversación, al disfrute colectivo de la gastronomía, y así es desde hace mucho tiempo… Además el veranín es el prólogo a los fríos invernales, a la matanza del “gochu”, a la elaboración de los riquísimos y nutritivos embutidos caseros que se dan por toda la geografía asturiana.







El filandón, ancestral tradición






Entre el abundantísimo patrimonio inmaterial de tradiciones que atesora Asturias está el filandón, reunión que se realizaba habitualmente de noche, después de cenar, aprovechando la ocasión para conversar, para la narración oral de cuentos o historias, al tiempo que se trabajaba en labores, y los participantes se sentaban en escaños o bancadas.

En la actualidad, ya no es fácil de ver, pero la gente asturiana es otro de los grandes patrimonios inmateriales de esta tierra, en la que tal vez nos podamos encontrar en algún rincón a una señora hilando, a alguien manejando un telar…, transportándonos a otro tiempo en el que la Humanidad cultivaba los momentos de solaz y amistad en torno a las labores cotidianas.

1 comentario:

  1. Hola Genaro, Nos encanta que te guste nuestro farol . (la primera foto). Si quieres mas información de como se farola o de los nuestros amagüestos la puedes encontrar en http://familia.eltrasgulafronda.com/actividades/

    Un saludo

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